jueves, 10 de noviembre de 2016

El Gato Negro de Killakee House

Bueno chicos aprovechando que ando por estas tierras quiero compartir con los lectores que gustan de estos temas, las interesantes legendas que me he encontrado por acá.


El Gato Negro de la Casa Killakee




Muchas casas grades tienen gatos que vagan por sus alrededores, cazando ratas y haciendo lo que sea que los gatos hacen todo el día. Pero la Casa Killakee en Dublín, Irlanda, fue particularmente desafortunada al respecto, ya que el gato asechando sus salas y terrenos era claramente sobrenatural, si es que acaso era un animal. El Gato Negro de la Casa Killakee es una vieja y legendaria creatura que según se informa, has sido vista en el área por centurias. Como sea su legenda cobró vida en el año de 1968, cuando una joven pareja compro la destartalada casa Killakee y comenzó a renovarla. Los trabajadores pronto comenzaron a reportar sonidos extraños y eventos misteriosos, que culminaron con un gran gato negro de brillantes ojos demoniacos persiguiéndolos. El animal aparecía y desaparecía en un parpadeo asustando enormemente a los trabajadores. La señora de la casa primeramente pensó que los trabajadores eran simplemente supersticiosos, pero pronto ella y su esposo comenzaron a encontrase con la bestia también. El gato negro aparecía en corredores y en áreas con puertas claramente cerradas, mirándoles fijamente y gruñendo a los asustados testigos. Pronto un exorcismo fue realizado en el lugar. Esto se encargó del gato, al menos, por unos meses. Pero una sesión involuntaria realizada por un de un grupo de actores no sólo trajo al gato de regreso, sino que además causó que la casa fuera visitada por dos monjas fantasmales.


martes, 1 de noviembre de 2016

Leyenda La Dama de Rojo




Como ya saben, el mes de Noviembre es el mes de lo paranormal aquí en mi blog, porque creo firmemente en respetar nuestras preciosas tradiciones y herencia cultural.

Tristemente ahora a todos les ha dado por celebrar el Halloween. Que lo hagan en Halloween (31 de Octubre) como fiesta de disfraces para adultos, no me molesta, pero que en pleno día de muertos (1 para amanecer 2 de Noviembre) los escuincles ridículos salgan a gritar “¡Queremos Halloween!” haciendo desmanes y quebrando ventanas, muy al estilo Gringolandia, ya es demasiado, e imperdonable, esos sí que se merecen una visitadita de La Llorona, la Dama de Rojo, el Nahual, el Charro Negro, El Ahuizotl, o la mismísima Catrina, para ver sí así, los padres y sus hijos se educan. Ya fue mucho arrastrarse ante otras culturas ¿no les parece mexicanos?.

Especialmente siendo la cultura mexicana una de las más ricas del mundo, y que es apreciada por todos los de fuera, pero por muy pocos de los de adentro… No le pide nada a nadie, hasta tiene para repartir, entonces ¿Qué tanto buscan afuera ch#$%?

Por eso hoy les platicaré de una leyenda originalmente mexicana que extrañamente es poco conocida pero que es muy interesante, y que algunos han tenido la osadía de decir que pertenece a otro lugar. Y hablamos de La Dama de Rojo.




La Dama de Rojo


Corría el año de 1940  en la ciudad de Tehuacán, en Puebla, México, que albergaba uno de los hoteles-spa, más elegantes de todo México, el mítico Hotel Garci-Crespo, paso obligatorio para el turismo no sólo nacional sino internacional de clase alta de aquella época, y de quien se dice fue el lugar de nacimiento de la tan famosa bebida “Margarita”.



Un día, llegó a hospedarse al hotel una hermosa mujer vestida de rojo, cuya belleza sin igual, porte y elegancia al andar, y el arrebatador aroma de su perfume arrancaban suspiros de los caballeros al pasar, flechando de inmediato al joven gerente del hotel, quien completamente enamorado, no dudó en confesar sus sentimientos a aquella dama escarlata.

La joven no estaba interesada en una relación sería y estable, pero aun así acepto tener un amorío con el joven gerente. Al pasar de los días, aquel romance comenzó a decaer, debido a los terribles celos que provocaba en el gerente, quien no soportaba que otros hombres si quiera miraran a su bellísima amada, cosa que a ella poco le importaba, y era común verle recorrer el hotel ataviada en deslumbrantes vestidos rojos, sonriendo coqueta con sus labrios escarlata a los caballeros.
Y de entre ellos, pronto un apuesto y adinerado huésped puso sus ojos en ella y se propuso a conquistarla. Cosa que logró en poco tiempo, desafortunadamente para la nueva pareja, fueron descubiertos en uno de sus encuentros amorosos por una empleada quien pronto le comunicó su descubrimiento al gerente. Este se puso furioso, pero decidió aparentar que no pasaba nada, sin embargo ordenó a su empleada que cuando se diera otro encuentro se le comunicara de inmediato.
No pasó mucho tiempo cuando una empleada tocó desesperadamente la puerta del gerente, para avisarle que ambos amantes estaban juntos en esos momentos.

El gerente corrió al lugar, encontrando a la dama en brazos del otro hombre, el joven huésped, aterrado por la furiosa expresión del gerente, escapó del lugar cobardemente dejando sola a la joven quien fue victima de la ira del gerente quien arremetió a golpes contra la mujer, hasta arrancarle la vida. El gerente, asustado con lo que había hecho, decidió ocultar el cadáver, y con la ayuda de su fiel jardinero, envolvieron el cuerpo desecho de la mujer en el elegante vestido rojo, enterrándola clandestinamente en uno de los jardines del hotel.

Con el pasar de las décadas, el hotel fue trasformado en una muy conocida Universidad.
A ella llegó a inscribirse un joven llamado Alejandro, cuyos nuevos amigos invitaron a una fiesta, y al calor de las copas comenzaron a habar sobre la leyenda. “¿Sabías que en la uni se aparece la Dama de Rojo?” le dijeron, “Yo no creo en esas cosas” comento el joven, razón por la cual sus compañeros decidieron retar su valentía “¿Sabes que los de nuevo ingreso deben de ir por la madrugada a la universidad a buscar la Dama de Rojo?”. 

Alejandro, no estaba seguro de querer aceptar tan absurdo reto, sin embargo no queriendo ser llamado cobarde, término por aceptar, y esa noche fue a buscarla, siendo animado por sus amigos mientras lo veían partir hacia la universidad.

Brincando la barda y de manera cautelosa, comenzó a deambular por los jardines de la universidad, sin toparse con nada realmente, pero, entre más se internaba, un nerviosismo irracional comenzaba a apoderarse de él. Pronto comenzó a escuchar algunos ruidos extraños y de repente escuchó un murmullo que le llamaba por su nombre. Pensando que quizá serían sus compañeros jugándole una broma, trato de tranquilizarse y continuó con su recorrido. Manteniéndose alerta, comenzó a escuchar unos sollozos, que lo guiaron hasta un árbol cercano, donde encontró en las penumbras la silueta de una chica que lloraba desconsolada, al acercarse más notó que era una muchacha muy bonita y que esta llevaba puesto un vestido rojo. Se aproximó a ella y con voz suave trató de consolarla “Oye amiga, ¿por qué lloras?, tranquila, vamos, una chica tan guapa como tú no debería de estar aquí sola, ya no llores, ven conmigo, mis amigos tienen una fiesta, ¿por qué no vienes conmigo? Yo te invito”


De pronto la chica volteo a mirarlo de frente revelando su verdadera identidad y soltando un grito macabro y espeluznante que hizo un terrible eco por todo el campus, dejando al descubierto su rostro siniestro, Alejandro sintió que su cuerpo se desvanecía en humo, y congelado por el pánico, pudo observar ese terrible rostro por unos segundos, y sin darse cuenta siquiera, emprendió carrera hacia la salida de la universidad, siendo perseguido de cerca por el terrible espíritu, pero logrando escapar del terrible ente.

Corrió desaforado por las calles oscuras y llegó a la fiesta en un estado de pánico y shock total, sus amigos trataron de tranquilizarlo, pero fue inútil, no pudiendo controlar sus gritos de terror, cayó al suelo desmayado, y no fue hasta su despertar al día siguiente, que pudo relatar lo que le había ocurrido.

Días después, el joven abandonó la universidad y nunca se volvió a saber nada de él.


Se dice que aún ahora a la media noche, se pueden escuchar los lamentos de una joven que llora desconsolada, esperando que algún caballero se aproxime a consolarla para descargar toda su ira y frustración sobre él.

domingo, 2 de octubre de 2016

Tatemae V.S Honne




Japón bien podría ser conocido como la Nación de la Hipocresía. No,no,no, ni se me confundan ni se me enojen, ahora les explico a qué me refiero, y esto es a las filosofías que rigen su pensar y diario vivir. Y cuando las vayan conociendo a fondo, verán que Japón sí que podría ser llamada la nación de la hipocresía y de la mentira de paso, sin embargo ambas carentes de la gran carga de málica que las acompaña en occidente.

Y para esto tenemos unas palabras clave el día de hoy: HONNE Y TATEMAE.

¿Qué es el HONNE? El Honne se refiere a tus verdaderos sentimientos y deseos, los cuales pueden ser muy diferentes a lo que se espera o necesita de ti. Razón por la cual en lo general las personas mantienen su Honne oculto del mundo y lo revelan sólo a amigos muy cercanos o familia.

Más claramente el Honne es tu verdadero yo.

¿Qué es el TATEMAE? TATEMAE literalmente significa “Fachada” y se refiere a la conducta y opiniones que uno demuestra en público. Y que es lo que se espera o necesita de ti como persona, de acuerdo a las circunstancias, posición o momento en concreto en que te desenvuelves. Y puede o NO coincidir con tu honne. Y se usa para evitar conflictos u ofender a otra persona.

Más coloquialmente hablando, el Tatemae es el yo que se espera de ti.

Por ejemplo, en el trabajo, aparte del uniforme de trabajo también te van a incluir una personalidad, que es la que vas a usar en el trabajo, tal cual usas tu uniforme. Porque tu verdadera personalidad ni importa ni mucho menos es requerida.

Es muy común que el Tatemae se utilice en ámbitos laborales, pues se espera que para que una compañía funcione, todos deben convivir en armonía, razón por la cual se crea una personalidad GENERAL que todos los empleados deben usar. El individualismo no va con el Tatemae, en pocas palabras, es más de la mente colmena que guía a la sociedad, pero llevada a lo que bien podríamos llamar realidad aumentada.

En pocas palabras el Tatemae es: Una mentira maquillada de realidad.

Más hipocresía pero con otro nombre.

En el Tatemae no hay más personalidad que la requerida. Ejemplo: Si un día tu llegas al trabajo sintiéndote del nabo, y alguien te pregunta ¿Cómo estás?, la respuesta que se espera de ti es “Muy bien gracias” y la cara de alegría, aunque te estés muriendo, porque no puedes llegar diciendo “De la chi”#%$” y no porque sea una palabrota, sino porque no es no lo que te pide el Tatemae. No es la personalidad que debes usar en el trabajo, en el trabajo tu tatemae (o fachada) debe ser la de un sonriente trabajador felíz que cual androide, no se enferma, no se enoja, no odia, no ama, no siente, es simplemente el epitome de la serenidad (sin importar tus verdaderos sentimientos).


Los personajes al fondo, están mostrando su Honne, y podemos ver la incomodidad del chico porque su compañero no muestra el tatemae. Mientras quienes están al frente, muestran su Tatemae, lo que es bien visto.



Otro ejemplo: Puedes haberte peleado a los golpes la noche anterior en un bar con un compañero de trabajo, pero al siguiente día, en el trabajo, ese mismo compañero te va a sonreír y portarse como si nada hubiera pasado, aunque por dentro te quiera matar.




Y lo que es peor es que la línea divisoria entre el Tatemae y el Honne se considera en Japón de suma importancia. De hecho, los Nihonjinron (especialistas en la cultura japonesa) afirman con rotundidad que el hecho de que en el idioma japonés existan palabras específicas para denominar estas conductas, revela la tremenda complejidad de la cultura y protocolo japonés.

En Japón, recuerden, LA MENTE COLMENA  es lo que importa.

Razón por la cual existen filosofías y conceptos como el Omoiyari, Omotenashi, Tatemae, Honne, entre otros, todos condicionantes de tus acciones y reacciones. El pensamiento libre en Japón es más una fantasía que raya en el tabu.

Lo que ves en Japón y tomas por realidad, no es más que un cristal holográfico del que están conscientes todos los japoneses pero no el resto del mundo, y que son los pilares de su perfecta sociedad.

Y esto es algo con lo que chocan de frente y sin freno los extranjeros, dándose el cristalazo de su vida (incluidas las cortadas con los vidrios) y topándose luego del trancazo, con la realidad, la auténtica realidad. Los que es causa de las constantes decepciones que se llevan los extranjeros que llegan a vivir en Japón.




El Tatemae y la amistad

La amistad en Japón, o lo que tú crees que es amistad, en más del 99,9% de los casos (y sin exagerar ni un poco) no es más que Tatemae y algo de Omoiyari, que NO es lo mismo que amistad. Y en otros casos esa supuesta amistad que te fingen, es simple interés por algo que se necesite de ti, ya sea practicar un idioma, presumir del amigo extranjero como si de un bolso de marca cara se tratase, e incluso en el caso de las chicas, usar al hombre para viajar al país de este y tener guía que la cuide, etc.

Sé que mucha gente va a comentar, “oye no, es que yo tengo un amigo japonés por correo y me quiere mucho ha sido mi amigo por años, practicamos el inglés” … Ah… ya salió el peine. Lo que le interesa de ti es practicar su inglés, cosa muy llamativa en Japón y que poca oportunidad tienen de practicar con su gente, precisamente porque temen mostrar su honne, quizá su pronunciación no es muy buena, y por eso es mejor practicarla con un extranjero que no los va a juzgar, ya que en Japón se espera y valora mucho la perfección.

Pero a la hora que tú quieras a tu AMIGO fuera del relajo y la práctica, cuando desees hablar de tus problemas, lo verás desaparecer, porque el no está ahí para oír tus problemas, porque en realidad, no son amigos, o eso es lo que él o ella pensarán. Y no entenderán que te moleste el hecho de que ellos te dieran la espalda.

A esas personas occidentales que juran tener un amigo japonés, les recomiendo investigar sobre el Honne y la amistad en Japón, para que se den cuenta que los japoneses difícilmente intiman lo suficiente con alguien para demostrar su honne y considerarle amigo. Esto es algo extremadamente importante para ellos, así que no intimaran más que con 4 o 5 personas a lo largo de toda su vida. No digo que no exista alguien que de verdad tenga la suerte de tener un verdadero amigo japonés, pero créanme, son contados. Cuando un japonés te entrega de verdad, PERO DE VERDAD, su amistad, será un excelente amigo, pero, para que le den su amistad de verdad a un extranjero, está en sanscrito…

Oh también está el que me dirá, “Yo conozco un japonés que vive aquí en mi país y somos amigos, se porta casi como mexicano, venezolano, colombiano” etc. ¿Quieres conocer a tu amigo de verdad? Llévalo a Japón, acompáñalo a Japón y lo verás dar un cambio total de más de 180 grados. Porque los japoneses en el extranjero son unos, pero en Japón son otros. Lo mismo si tienes un novio, si lo quieres conocer de verdad, acompáñalo a Japón, mínimo una semana, míralo caer en esa transformación brutal y en más del 90% de los casos, una vez conocerlo ya no querrás ni pensar en cosas como el matrimonio.

Da la casualidad que los japoneses son transformer de primer nivel, se transforman cuando los sacas de Japón, como que entran en modalidad “Experimental”.

¿Y porque se da esto?, por una palabra; REPRESION, la sociedad japonesa es en extremo represiva, así que cuando ven un poco de libertad sacan a relucir comportamientos y personalidades que ni ellos mismos habían experimentado, son como unos niños a quienes se les permite entrar en una obra de teatro en la que pueden elegir el papel que ellos quieran (aunque no entiendan ni de qué se trata). Pero, cuando regresan Japón, es como si volvieran a lo que ellos consideran la realidad y dejan el juego de lado.

Esta represión continua en todos los aspectos que ejerce sobre su gente la sociedad japonesa es lo que crea gente como los hikikomori, por mencionar un ejemplo.

Para los japoneses, es muy importante mantener la armonía, en todos los ámbitos, pero es tal la importancia de la armonía, que no importa sacrificar los propios sentimientos o derechos, con tal de conservarla, llevando esto a extremos nada saludables.

En Japón jamás podrás creen en las sonrisas, y mucho menos siendo extranjero, porque aparte de sus propias reglas de comportamiento, se agrega el “protocolo para con los extranjeros” el cual se basa en los estereotipos que se tienen de occidente.


Los occidentales son divertidos.
Los occidentales no son gente seria
Los occidentales son caballeros con las muejeres
Las occidentales son mujeres fáciles

V.S los conceptos japoneses

En la vida hay que tener seriedad
El exceso de diversión no es buena
El hombre es primero
La mujer debe ser pura en todos los ámbitos (y eso incluye ser casi una tonta, entre menos sepas de la vida mejor, no hablamos sólo de sexo sino de todos los ámbitos, ya que el hombre japonés idealiza a una mujer a la que él pueda educar y proteger)



Y eso degenera en comportamientos tatemae específicos para tratar con los extranjeros.

“Los occidentales sonríen mucho”… Ok entonces hay que sonreír, pero ¿por qué sonríen los occidentales? No lo sé, pero hay que sonreír.

“Los occidentales son caballerosos con la mujer” pero ¿Cuál es la razón de esa caballerosidad? ¿Qué la inició?, no tengo idea, pero hay que aceptarla. ¿Por qué? Porque así es la cosa y punto.

“Los occidentales son muy amigueros” ah ok, vamos a jugar a ser amigueros, pero, ¿qué conlleva ser amigo de un occidental? ¿Por qué son tan amigueros? No lo sé, sólo sé que ellos lo hacen, así que para verme igual que ellos, lo hago.

Ahora ¿Se espera algo de una amistad tan fácil de conseguir? Según la concepción japonesa: “No, una amistad tan fácil es sólo un juego OBVIAMENTE, porque nadie puede ser amigo de alguien tan rápido”

En Japón sépanlo y grábenselo, hacer amistad con alguien, amistad de verdad, lleva AÑOS, y no es broma.

No son pocos los equívocos que suscita el Tatemae japonés en los foráneos, porque estos toman por ciertos y sinceros ciertos comportamientos cuya única pretensión es seguir la línea establecida de las cosas.

Nunca se esperará de ti otra cosa que no sea el tatemae preestablecido en el ámbito en que te desenvuelves, y cada ámbito tiene su propio tatemae,(escuela, trabajo, calle, restaurant, etc) que hay que respetar y seguir a pie juntillas. Si se te ocurre hacer algo fuera de lo preestablecido, por mucha razón que tengas, será mal visto por todos cuantos te rodean.

El tatemae se puede encontrar hasta en las cosas más pequeñas, como probar un dulce extranjero (un reto muy de moda en el internet) tristemente algo que en lo particular me parecía muy exasperante de los japoneses, es que JAMAS DE LOS JAMASES vas a sacarles una respuesta sincera, siempre usaran el tatemae para decir cosas corteses, llegando  incluso a caer en absurdos evidentes tal como decir que el yogurt cortado que les acabas de dar “sabe muy bueno” con tal de no ofenderte. Pueden estar haciendo una cara de morita agridulce, pero te dirán “esto está muy bueno”…

Lo mismo en las encuestas, jamás dicen lo que realmente piensan sino lo que se espera de ellos.
A mí me llegó a tocar, yo les preguntaba que opinaban de México, que les gustaba y que no, y les decía que hablaran con toda la confianza del mundo, pero me topaba con pared… solo me decían lo que les gustaba, pero nunca me decían lo que no (aunque yo lo sabía muy bien). Cuando la situación me forzaba a hacer la pregunta más directa tal como “¿qué piensan ustedes de la inseguridad que se vive en México?” me daban respuestas incoherentes tales como “Pero México tiene cosas bonitas, tiene unas playas hermosas” (que sí, lo que es Cancún y la rivera maya son muy conocidas en Japón). Y yo insistía con la pregunta y al final después de insistir me decían “pero no es tan malo, yo creo que está bien”

Está... bien?... XD….

Y es ahí donde te das cuenta que se esfuerzan mucho por ser corteses en todo momento haciendo de la hipocresía su arma más poderosa, pero más exasperante también… Llevan la hipocresía a un nuevo y más alto nivel.

Las chicas por ejemplo sufren con eso porque sus amigas jamás les dirán “te ves muy mal con ese vestido, cambiate”, no, ellas creen preferible que su amiga haga el ridículo y sea la burla de la fiesta, antes que decirle la verdad porque según ellas, la verdad, es poco cortes y hasta hiriente… Y ¿no resulta más hiriente que todo mundo la bullé en la fiesta?

En la tremenda gran mayoría de los casos lo que recibirás de los japoneses será sólo y únicamente Tatemae a tu favor, cosa que los occidentales confunden con amistad, amabilidad o cariño, pero que en realidad carece de sentimiento ulterior, es sólo un comportamiento preestablecido que pretende ser cortes, pero está vacío. Y los occidentales no lo entienden y de hecho no lo quieren entender pues prefieren creer que es una realidad porque así les conviene a sus sentimientos  o ego.

Lo pondré en un ejemplo de occidente. Ya les he hablado que en Japón no es bien visto sonreír porque para ellos eso es un símbolo de que tienes sentimientos hacia la persona a quien sonríes y en la mayoría de los casos con miras al matrimonio, porque sí, esto es realidad entre los japoneses, pero sólo entre ellos. Sin embargo cuando un extranjero, digamos un Latino va a Japón, y sonríe todo el tiempo como le es costumbre, todo el mundo pensara que esa chica o chico latino está perdidamente enamorada/o de ellos y se sentirán en la necesidad de romper tu corazón y advertirte que a pesar que los halagas ellos ni tienen interés en ti así que debes dejarlos en paz…

Y tú vas a montar en ira porque no sólo pensarás que son unos tremendos arrogantes estúpidos que se creen que tienen tanta suerte como para que tú te fijes en ellos, sino que además te ofenderá sobre manera que ellos hayan tenido la osadía de afirmar tal cosa en tu cara sin siquiera preguntarte primero para tener una confirmación de sus suposiciones, pues es lo más lógico que tu como occidental hubieras hecho. Y te vas a molestar y ofender con justa razón, y dirás “Ignorantes, ¿qué caso no ven que provengo de otra cultura? ¿No piensan que mi gente tiene comportamientos diferentes? ¿No les entra eso en la cabeza?”

Pues no. Pero es lo mismo que ellos piensan cuando, al usar tatemae contigo, tú juras que ya SON LOS MEJORES AMIGOS. Pero la realidad es que así como para nosotros sonreír todo el tiempo es una costumbre social, para ellos lo es el tatemae, y no implica que haya sentimientos envueltos en su uso.

La realidad es que sólo están siendo amables, pero jamás afectivos, es ahí donde vienen las grandes decepciones.

Yo me llevé unas enormes, pero de verdad, ENORMES decepciones, de gente que yo creía mis amigos y gente que yo creía me tenía cariño o aprecio, pero todo fue siempre, simplemente una fachada, Tatemae.

Mis maestros por ejemplo, todos creíamos que nos tenían aprecio, les mandábamos mails con dudas o simplemente con felicitaciones por sus cumpleaños o día del maestro y los contestaban con ánimo y alegría, pero cuando dejábamos la escuela y le mandábamos un e-mail para saludarlos, resultaba que o nunca respondían, o respondían de formas frías que te hacían sentir bastante mal. Pero ¿por qué? porque simplemente ya no éramos parte de la escuela, así que ya no había necesidad de aplicar el tatemae con nosotros.

Cuando los llegábamos a encontrar en las convenciones repartiendo folletos de la escuela y los saludábamos, ellos se portaban confundidos, fríos, o en algunos casos hasta un poco molestos, en un principio creíamos que era porque estaban ocupados repartiendo volantes y les quitábamos tiempo, luego entre más conocimos la cultura japonesa, nos dimos cuenta de que, era porque como no estábamos en el ámbito escolar, es decir literalmente no estábamos en la escuela sino en una expo, y así no tenían por qué entrar en su Tatemae escolar.

Para ellos era: “No estamos dentro de la escuela, por lo tanto no soy tu maestro aquí, por lo tanto ¿por qué me saludas tan efusivamente si aquí no somos nada?”

Triste pero cierto, debido a que estaban en un país extranjero, algunos maestros, algunas veces trataban de fingir una cierta alegría al vernos, pero muy mal actuada… Fueron contados los maestros muy campechanos que sí se adaptaron al país, y sacaron al japonés loco que llevaban dentro y nos recibían con una autentica alegría los encontráramos donde los encontráramos.

Pero, de estas trasformaciones, en Japón se ponía peor la cosa.

Había una sempai muy agradable, sonriente y amiguera en la escuela, que en el tiempo que vivió en México era muy divertida y accesible, y resulta que la volvimos a encontrar en Japón cuando viajamos en grupo, pero, estaba irreconocible, su actitud era totalmente diferente, quisimos saludarla pero no sólo se mostró apenada de que la vieran hablar con nosotros, sino que no hallaba como zafarse de nosotros, y ni siquiera la estábamos atosigando, simplemente le preguntamos dos cosas, cómo había estado y qué había hecho en este tiempo en Japón.

Luego la maestra con la que vivía me explicó que su comportamiento se debía a que en Japón no suelen darse platicas casuales en medio de la callé, y que ella no entendía el porqué la habíamos detenido, y mucho menos no siendo amigos.

Ya que para la senpai, los amigos con los que había salido en México no eran amigos, sino simplemente personas con las que había pasado ratos agradables en el extranjero pero nada más.

Y cuando digo que en Japón no se dan pláticas casuales, por platicas casuales me refiero a que de repente te cruces en la calle con alguien y le quieras hacer platica. Si vas con esa persona desde un principio (salir a tomar el café o algo así) no hay problema de ir charlando por la calle, pero sí es repentino, no lo entenderán, porque como les dije en otra entrada, lo espontaneo no es bien visto en Japón.

Los únicos con los que esto no ocurre son los japoneses que gustan más del extranjero y se adaptan con facilidad a otras costumbres, porque tienen ese deseo de salir del canon japonés. Como la maestra que tan amablemente me tuvo de huésped en su casa el tiempo que viví en Japón, pero como ella hay muy pocos. Ella me explico que ella era considerada una japonesa rara dentro de su sociedad.

Y son los llamados japoneses raros los que de verdad están dispuestos a entender tu cultura y aceptarte a ti, pero repito son MUY POCOS Y DIFÍCILES DE ENCONTRAR.

En Japón incluso se tiene por costumbre sonreír cuando estas molesto  o en desacuerdo con alguien por eso las sonrisas son tan desconcertantes en Japón para un extranjero.

Puedes ver a dos chicas platicando y una de ellas sonreír de pronto, pero aunque no lo creas, lo más probables es que esté en desacuerdo con lo que le acaban de decir y esa es su forma de demostrarlo.
Incluso hay japoneses que se quejan de eso, ya que nunca pueden confiar en las opiniones o felicitaciones que reciben de otros. Porque siempre son tatemae, algo que ellos mismos saben, es sólo una mentira.

Así que, ¿Resulta difícil y confuso vivir en Japón? Más de lo que te puede imaginar. Sin embargo los japoneses creen con certeza absoluta que el tatemae es algo necesario para poder vivir la vida bien y sin problemas.

Algo que chocaría con occidente donde se cree que la hipocresía y la mentira se debe usar sólo en la medida de los necesario bajo su modalidad de diplomacia, pero nunca más allá, ya que llevarla por bandera todo el tiempo sería incluso peligroso para la buena salud mental.

Pero incluso los japoneses mismos aceptan que el tatemae es, en pocas palabras, una mentira “Pero no es una mentira mala”, es lo que nos dicen, “Mentimos para no herir a la otra persona y así poder tener una bonita relación con ella”. Y para acabar pronto, esto dicho por varios japoneses “En el 99% de los casos sólo conocerás el tatemae. Recuérdenlo bien”

Y si tú mi querido lector piensas ir a vivir a Japón, tendrás que estar consiente que no sólo tendrás que adaptarte a estos dos conceptos el Honne y el Tatemae, que son base fundamental (te gusten  o no) sino a otros tantos por el estilo, que terminarán por borrar tu verdadera personalidad, al menos por el tiempo que radiques en Japón, y que te darán una nueva “fachada” que tendrás que usar sí o sí.

Sin embargo siendo justos, sé que nada de lo aquí leído nos gusta o parece, pero, es su cultura, y si tú vas hacia ella tendrás que respetarla, y apegarte  a las costumbres.

Sí, quizá cuando ellos van a otra cultura no la saben respetar desde el punto de vista que todo lo siguen juzgando al estilo japonés, pero no lo hacen con malicia, es que no saben pensar de otra forma, así los construyeron, por decirlo de algún modo, nunca se les permitió expandirse (ni mental, ni sentimental, ni emocionalmente) más allá de lo establecido y les resulta casi imposible cambiarlo dentro de sí mismos. Para ellos no hay más que lo aprendido en Japón. Y si tú conociendo lo raros que son en tu tierra, quieres ir a meterte a Japón, lo llevas claro…

Se dice que los japoneses tienen 3 caras, y ellos mismos admiten que tal cosa es real.

Una de ellas es el Tatemae: La cara que le muestran a todo el mundo y que siempre será una mentira.

El Honne: Que es una realidad, tu verdadera cara y que sólo tus amigos cercanos y tu familia conocen.

Y la tercera es Daredemo Misenai Kao: La cara que no le muestras a NADIE. Algo que sólo la persona conoce y que se lleva a la tumba.




El Honne, la amistad y los sentimientos

Estos van siempre de la mano y son siempre muy difíciles de ver, como el elusivo jaguar de la selva Lacandona.

De hecho el Hon de Hon-ne, proviene de la palabra “Hontou” que significa verdadero, es tu yo verdadero, el que siente, el que ama, el que piensa, el tú de verdad. Pero que en el 99% de las situaciones, no es requerido, y no encaja con la sociedad prestablecida.

Para los japoneses es tan importante su yo verdadero, quizá porque es algo que no les está permitido ser por las reglas de su sociedad, que se vuelve algo sagrado para ellos. Pues su yo verdadero, es algo que además de seguro va contra lo prestablecido, por ende altamente criticable, cosa que puede resultar muy muy hiriente, por lo tanto, sólo se mostrarán tal cual son en un ámbito donde se sientan 100% seguros, en este caso la familia, y para mostrarse tal cual son frente a otro individuo, este tendrá que ser merecedor de toda su confianza, alguien que sabe que aunque no es su familiar, no le juzgará y tratará de comprenderle. Razón por la cual, las amistad les toma años.

¿Por qué? porque nadie se abrirá con nadie que no conozca bien. Así que tímido + tímido = años para conocerse bien.

En Japón es muy común ver que hay gente que tiene más de 5 años de estarse tratando y apenas están comenzando a pensar seriamente a hacerse amigo uno del otro. Échenle otro año más para que esa amistad cuaje…

Así que ahora comprenderás que cualquier japonés que recién te conozca y se diga tu amigo, te está mintiendo. Y si fue por internet, olvídalo, aunque ya tengan más de 5 años de conocerse, es muy fácil fingirse amigo de alguien a quien no le vez la cara frente a frente y que por cuestiones de distancia no tienes que soportar del diario ni mucho menos mostrar tu verdadero yo a través de una pantalla. El internet te da la posibilidad de ser quien tú quieras frente a la webcam en la privacidad de tu habitación, donde puedes jugar el papel que mejor te convenga, ya que no tienes que enfrentar a la sociedad cuando juegas ese rol en la webcam.

Bien chicos espero les haya gustado la entrada y les sirva para comprender mejor a la sociedad japonesa y  saber en qué se están metiendo de verdad cuando de tratar con ellos va la cosa.


Espero sus comentarios al respecto y nos estamos leyendo.

lunes, 15 de agosto de 2016

Omoiyari: Inteligencia social... o... corazón forzado?

¿Lindo, no?... Una linda Farsa.

Les hablaré  del Omoiyari

¿Qué es omoiyari? Bien, más que una palabra, es una filosofía, un concepto japonés, y se trata de ser considerado y atento con los sentimientos de las demás personas. Si lo buscan en algún diccionario o traductor, será simplemente traducido como “simpatía” o “consideración”. Sin embargo como ya dije, más que una palabra, es un concepto, toda una idea en sí.

Siendo esencial incluso para explorar conceptos japoneses en el idioma japonés como una herramienta intelectual para futuros estudios en Asia y para el desarrollo de las teorías de comunicación entre asiáticos. Por lo tanto, se cree que estudiosos de la comunicación de Asia deberían participar en esta importante tarea de la investigación sobre lo que el Omoiyari brinda.

En la psicología social de los japoneses el concepto de OMOIYARI se ha examinado en términos de altruismo, compasión, empatía y la conducta prosocial, y una variedad de modelos cognitivos de la conducta prosocial.

En el campo de los estudios de comunicación, sin embargo, el concepto de OMOIYARI no ha llamado mucho la atención académica, aunque los aspectos harmoniosos de la comunicación japoneses están bien documentados.

"Echa tu pan sobre las aguas, y volverá a ti" Un dicho japonés que refleja el OMOIYARI.

Cuando los japoneses sienten la bondad de otra persona hacia ellos y ven los sentimientos de afecto, pensamientos y comportamientos ellos aprecian el Omoiyari de esa persona.

El significado primario de OMOIYARI es "la sensibilidad de un individuo al imaginar los sentimientos de otro, sus asuntos personales y circunstancias”

De hecho el Omoiyari ha atraído la atención de los estudiosos no japoneses como uno de los más importantes ideales de la cultura japonesa.

La palabra OMOIYARI se ve a menudo en las señales que llevan un lema de la escuela y por las estaciones de policía. En muchas encuestas de opinión pública, los japoneses han enumerado el OMOIYARI como el concepto clave en el que se pone un alto valor.

Aunque el comportamiento basado en OMOIYARI y sus actividades se pueden encontrar el todas las culturas, los japoneses son los que le dan el valor más alto al OMOIYARI en todo el mundo.

Sin embargo… en realidad… no lo aplican….

Si a primera vista te parece un concepto altruista y puramente generoso, mejor vámonos por partes e investiga antes de opinar. Y yo no te voy a hablar del lado bonito y poético que la mayoría de blogs describen en sus artículos relacionados con la cultura japonesa, ya que esos blogs están permanentemente en fase uno, de la que ya les hable en otra entrada. Yo te hablare desde la realidad objetiva de las cosas.

Si bien a simple vista el Omoiyari puede parecernos un concepto grandioso desde nuestro punto de vista occidental, no lo es tanto viéndolo desde el punto de vista puramente japonés. Y mucho menos en la aplicación real del mismo. Ya que su visión de las cosas puede transformar su propio concepto en algo muy pesado de llevar.

Para comenzar, te diré que sí, ellos están muy, pero muy PERO MUY orgullosos de su Omoiyari, al punto que dicen que es una palabra que deberían regar por todo el mundo, como algo que es obviamente puramente JAPONES, según su orgullo “De Japón para el mundo”. Pero es tanto el orgullo que deja ya de ser Omoiyari pues ese orgullo se transforma en ego, y no hay consideración tal para los conceptos de otras culturas, asesinando con eso desde ya el concepto del Omoiyari.

Tristemente y muy a pesar del orgullo que esta nación siente por su Omoiyari, es un concepto sobrevalorado e ilusorio cuando ellos lo llevan a la práctica, pues en realidad se desde el comportamiento condicionado meramente japonés, termina tratándose de dejarte de lado a ti mismo con tal de ser considerado con los demás, sin importar lo que tú sientas. Los cual lo vuelve claramente egoísta, sí, egoísta, pues ser egoísta no es algo que se dirige sólo contra los demás sino aun contra ti mismo. Porque también se puede ser egoísta con uno mismo y eso no está para nada bien.

Entre los muchos ejemplos que abarca la palabra Omoiyari en Japón, está este, dicho por una mujer japonesa:

“Cuando tú vas a un restaurante a comer y terminas toda tu comida, eso es omoiyari, sabes, para las personas que lo cocinaron”

Sin embargo también es considerado por la cultura japonesa que dejar comida en el plato es falta de educación, ya que no estás mostrando aprecio y consideración por quienes se esforzaron en preparar la comida y además estás diciendo claramente que la comida no te ha gusto puesto que has dejado una porción en tu plato.

Por consiguiente ante todo esto, tú no tuviste Omoiyari…

Pero ¿incluye el Omoiyari forzarte a comer algo que tu cuerpo ya no puede recibir en función de ser una persona considerada para con el cocinero? En este caso, el que cocinó, quien espera que termines del todo tu plato, no está teniendo Omoiyari para con esa persona que come, quien quizá tenga un estomago pequeño, un problema de tiroides o quizá simplemente se sienta triste hoy y por ende sin mucho apetito.

La dura, prohibitiva y represiva sociedad japonesa, no es, irónicamente, un buen lugar para ejercer un auténtico Omoiyari.

Ahora, además de esta mal enfocada teoría, la mayoría de japonesas arrollados por su orgullo creen que el Omoiyari es un concepto puramente japonés y que no existe en realidad en el mundo fuera de Japón, aunque la definición academica del Omoiyari dice lo contrario.

Si bien el Latinoamérica no tenemos una palabra con sus kanjis específicos para llamarle, sí tenemos un concepto similar y más sincero, y lo definimos con una palabra más sencilla pero real: Calidez Humana. Algo que los latinos traen precargado de nacimiento y que los japoneses sólo pueden adquirir con el tiempo.

Pues, no confundamos amabilidad con calidez. Los japoneses dependiendo el caso pueden llegar a ser amables, pero nunca cálidos, ya que para ellos la calidez insinúa otro tipo de intenciones.

En Latinoamérica mostramos libremente nuestros sentimientos, de corazón abierto y cálido, estamos dispuestos a tender la mano de corazón a quien lo necesite, brindar cariño desinteresado a quien lo merezca y regalar sonrisas sólo porqué sí.

En Japón y pese a su tan valorado Omoiyari, eso no existe, es quizá por eso que se valora tanto el llamado Omoiyari que incluye supuestamente esa calidez de la que hablo pero que difícilmente se ve en Japón.

En Japón el respeto es base, algo que siempre  he admirado y no dejaré de hacer, sin embargo eso no me obnubila de ver la realidad y es que el concepto del respeto en Japón muchas veces pasa los límites de todo lo sano.

Y esto lo pueden comprobar viendo los blogs de extranjeros viviendo en Japón tales como Sandyael Mikoku, Kira Sensei y tantos más. Por ejemplo, en Japón no es común sonreírse, ni tocarse, mucho menos abrazarse. NO, si lo haces es porque tienes interés sentimental hacia esa persona, con miras al matrimonio (curiosamente después de casados, todos esos escasos cariñitos también se acaban casi en su totalidad). Y esto aplica a todos, o sea que si tú como latina corres a abrazar a tu amiga japonesa en un arranque latino de efusividad, la gente a su alrededor pensará que son lesbianas… sí… Esto le pasó a una de mis Sensei que era mexicana pero que mis respetos, hablaba muy bien el japonés, y nos llegó a contar sobre sus aventuras viviendo en Japón, en donde por efusiva, creían que era lesbiana, sólo por el hecho de abrazar a sus amigas en la calle.

Tanto es el respeto que crea una monumental barrera de distancia y deshumanización total. Son prácticamente robots tratando con otros robots, se los digo por experiencia.

Mientras viví en Japón se me quito lo amable porque no fueron pocos los malentendidos en los que por mi amabilidad, se llegó a creer que tenía intenciones amorosas con la gente. Para acabar pronto, las sonrisas son insinuaciones “inequívocas” (según ellos) de que estás enamorado de la persona en cuestión, con eso les digo todo…. Y ¿por qué?, pues porque en Japón no es costumbre la calidez en ninguna de sus manifestaciones. Las relaciones con todo (amigos, compañeros de trabajo, incluso marido y mujer) suelen ser muy, muy frias.

Entonces el Omoiyari no se basa en cariño o acciones calidez, sino más bien en acciones fríamente calculadas y en algunos casos bizarras como el no llorar frente a los demás aun si tu corazón esta destrozado, porque, si tú lloras, vas a poner más tristes a los demás, y hay que tener consideración…. ¿Es en serio?... Sí…

Y así tristemente el Omoiyari del que tanto hablan y con el que tanto se envanecen, se aplica de una manera demasiado desconsiderada para la persona que lo brinda.

Recuerdo que en mi estadía en Japón mi primer choque con el Omoiyari fue con una compañera de trabajo que estaba embarazada de 7 meses. Íbamos en el tren y subió un hombre de edad media, venía con su maletín y no había asiento, cuando el tren arranco de nuevo el hombre se balanceo un poco y se le cayó su maletín, lo recogió y se fue a parar justo al lado de nuestros asientos, y ella de inmediato se paró y le cedió el suyo, no me pareció lo correcto pues el hombre era joven aun y se le veía sano, así que, no comenté al respecto y simplemente yo le cedi mi asiendo a ella. Después tres estaciones más adelante el hombre bajo y cuando me senté al lado de ella le pregunte el por qué le había cedido el asiento y me dijo que porque al ver su maletín era obvio que venía de un largo día de trabajo y seguro venía cansado…

Yo le rebatí diciendo que ella estaba embarazada (que de hecho en Japón no le ceden el asiento a las embarazadas como en México) y tenía más derecho y motivos para ocupar el asiento, pero ella me dijo que eso sería egoísta de su parte, y de paso me agradeció mi Omoiyari por cederle mi asiento cuando yo no tenía porqué hacer tal cosa.

“¿Y también dejarle tu asiento a él cuenta como omoiyari?” le pregunté, y me dijo que sí, entonces le pregunte que dónde estaba el omoiyari de ese hombre hacia una embarazada que va parada en un tren, y se quedó callada pues no supo que responder. Rato después atino a darme una respuesta, más desconcertante aun “Bueno, yo soy mujer, y es deber de la mujer saber lidiar con los achaques del embarazo, los hombres no tienen por qué perturbarse por eso”…. De esto no hablo más aquí, de este concepto machista japonés les hablaré en una entrada dedicada a esto.

El Omoiyari como concepto puede ser maravilloso, pero aplicado por la sociedad japonesa cambia su contexto terriblemente, y además NO es un comportamiento exclusivo de Japón, ya que como bien he  dicho, existen variantes mucho mejores en otros países, como la calidez latina, que siempre, siempre es sincera, cuando alguien es cálido es porque quiere serlo, no porque tenga que serlo, ya que la calidez autentica es algo que no se puede fingir.

Por el contrario, el Omoiyari sí se puede razonar y aplicar con plena conciencia. Viene más de la cabeza que del corazón.

Y me molestaba bastante al escuchar a los japoneses hablar con tanto, ya no orgullo, sino ego, de su omoiyari, creyéndose los únicos con tales valores, cuando tienen por costumbre minimizar lo que existe en otros países argumentando que sólo lo de Japón tiene calidad y está por sobre todo el mundo. Entonces yo preguntaba ¿Dónde está el omoiyari de Japón hacia los demás países?

Si el Omoiyari nos habla de ser considerado con los sentimientos y circunstancias de los demás además de sólo pensar en ti mismo ¿Dónde está el omoiyari de Japón como nación? ¿Dónde está cuando critican de incorrecta alguna costumbre de otro país sólo porque en Japón eso no se estila? ¿Dónde está cuando juzgan a los países latinos de peligrosos e indignos? Si se trata de ser considerado con las circunstancias de los demás ¿Por qué no son considerados con países como Venezuela o México que han pasado por terribles momentos y de hecho los están pasando? ¿Acaso no les cuentan las CIRCUNSTANCIAS  que los han llevado a eso? ¿Por qué solo dicen, “no confíes en los mexicanos son peligrosos, no confíes en los venezolanos son peligrosos, no confíes en los latinos son peligrosos”?.

Ah, y no tengas la piel un poquitito oscura porque en la mente de un japonés la conexión es in-me-dia-ta su cerebro comienza a funcionar a la velocidad de la luz con la siguiente ecuación

Extranjero + Piel oscura = Delincuente sin lugar a dudas.

Al grado que en los carteles, el delincuente, siempre, siempre tiene la tez morena, de hecho y sin exagerar, le meten filtro para que la oscuridad de la piel resalte, para recordarle a la sociedad, “recuerda la piel oscura es de los malos”. Si tienes la (desde el punto de vista japonés) “desgracia” de tener la tez oscura (moreno claro, moreno, trigueño, y ya no se diga negro) olvídate, es MUY complicado. Incluso a la hora de tener una pareja.

Si tu pareja te ama, créeme que a él o ella no le va a importan tu tono de piel, PERO, sus padres y familiares, agárrate porque arderá Troya. Vas a tener que sacar el FUA del FUA, y llegar más allá del extra para demostrarles que eres una buena persona, que vales la pena (y por pena lo digo más que en sentido figurado) y que eres de fiar.

¿Dónde está su omoiyari cuando las madres dicen a sus hijos que no se acerquen a las personas de tez morena o negra porque son gente peligrosa o INDIGNA? ¿Dónde está su omoiyari cuando se les impide a los hijos casarse con alguien sólo porque es extranjero y peor de tez un poco más oscura? Si se supone que el más alto valor en Japón es el omoiyari y este nos habla de tener consideración con las personas por sus circunstancias, la circunstancia de que quizá esa persona morena viva en la playa y el sol le queme la piel ¿no cuenta? La circunstancia de que tu ADN sea de raza negra, UNA MAS de las razas de este planeta ¿no cuenta? ¿Es que acaso los negros o morenos son extraterrestres y están radioactivos?

Yo no veo el omoiyari por ningún lado, lo adoran pero nunca lo aplican en realidad.

Si bien en Japón casi no existe cosa tal como el racismo, sí que existe el miedo a una idea preconcebida, tal como que se cree que la gente de piel clara es más confiable que una de piel morena. Y esto pasa por una razón similar a la de Corea.

En tiempos tan remotos como el Meji los que trabajaban en los campos de arroz, hombres y mujeres, no tenían acceso a una buena educación, se la pasaban todo el día en el campo trabajando amorenandose la piel día con día, y algunos de estos cansados de la vida de trabajo se volvían bandidos que andaban siempre al asecho por los caminos o aldeas, mientras que los únicos que tenían acceso a recibir una buena educación eran los aristócratas, los ricos, quienes siempre exhibían modales más finos y civilizados y nunca quemaban sus pieles bajo el sol, más bien trataban de cultivar un tono más blanco de ser posible. Así la mayoría de bandidos y gente poco civilizada tenía sus pieles morenas, mientras que quienes exhibían los mejores comportamientos eran casi siempre de tez clara. Concepto que se fue arrastrando hasta nuestros días y prevalece en la mente colectiva de Japón.

Nuevamente, esto mismo mata al Omoiyari.

¿Dónde está el omoiyari cuando un niño mestizo mitad japonés-mitad-extranjero está siendo víctima de un terrible bullying  por no ser de sangre pura y la maestra no hace nada por detener la agresión?

Hay mestizos que por tener los ojos verdes y ligeramente rasgados son vituperados y humillados por sus compañeros e incluso profesores. ¿Dónde está el Omoiyari ahí? No están considerando los sentimientos de esa persona, en este caso, sólo están considerando los propios sentimientos ególatras y nacionalistas, ese orgullo japonés que se siente con derecho a pisotear todo aquello que no cuente con su misma pureza.

El omoiyari es solamente una bonita CON-TRA-DICCION.

Este mismo concepto de hecho te sirve para trolear a un japonés, porque si tú les invitas algo que sabes que no les va a gustar, y le dices “con todo mi cariño, no sabes lo que me costó traer esto para ti”. Aunque tengan el deseo de vomitar, se lo van a comer, porque es omoiyari.

Otra cosa que es un claro ejemplo de que el Omoiyari ni se aplica ni se entiende, es el siguiente: En Japón, está practicamente prohibido hacer invitaciones repentinas, es decir, eso tan común en occidente de: “Ya se acabó la clase, no hay más que hacer, ¿y si nos vamos al cine?”. NOOOOO eso… ¡¿Cómo?! Tienes que hacer planes con mínimo una semana de anticipación, pues eso de ser espontaneo en Japón simplemente no se da. Si tú haces eso con un amigo japonés, se acabó, no te vuelven a hablar porque tú eres un ca$%& hijo de #$&% que no respeta su valioso tiempo (aunque él o ella tampoco tuviera absolutamente nada que hacer) porque en Japón no se hace NADA que no esté en el guion, nada que no esté planeado, y la espontaneidad, o en términos de teatro, la improvisación, NO  ESTÁ EN EL GUION. Saldrá contigo por omoiyari si le ruegas, pero, tendrá una cara larga TODO EL TIEMPO, y tendrás que pagarle hasta por estar contigo. Entonces ahí sí que el omoiyari no es más que hipocresía forzada y de paso muy pero muy mal fingida.

Ahora, los japoneses presumen mucho de su modestia y sencillez lo cual ya es una paradoja en sí, y basados en eso critican mucho a los habitantes del resto del mundo, pues por ejemplo, consideran que si una persona se pone un perfume es porque quieren destacar, llamar la atención, cosa mal vista pues, y te lo dicen con un enorme orgullo: “Los japoneses somos modestos y evitamos eso, los japoneses no usamos perfume para no destacar. Pero la verdad nosotros los japoneses pensamos que los occidentales usan perfume para ocultar su asqueroso olor corporal

Sí, me lo llegaron a comentar en mi cara y sin miramientos de ningún tipo en más de una ocasión cuando preguntaba el por qué parecía que a los japoneses nos les gustaba el perfume.

¿Dónde está su Omoiyari al afirmar tales cosas con tan tremenda seguridad sin conocer la cultura?

Creo que antes de querer esparcir ese concepto tan mencionado Omoiyari por tooooodo el mundo, los japoneses serían los primeros que deberían de aprender de el y aplicarlo a conciencia antes de querer envanecerse con el, ofreciéndolo como un buen “producto de Japón para el mundo”.

Como ejemplo muy claro y vivido, mis maestros de la escuela de japonés, ellos si bien eran respetuosos, con el pasar de los años, tristemente fui descubriendo que pese a llevar años viviendo en México, y desear radicar aquí (varios se casaron con mexicanos) conociendo bien la cultura y sus porque´s, criticaban duramente a la gente desde la terca y cerrada visión japonesa de las cosas, y varios seguían tachando de ofresidas a las alumnas sólo porque ellas sonreían todo el tiempo… A sabiendas que los mexicanos se la pasan con una sonrisa en la boca, hasta  cuando están dormidos…

¿Dónde está el Omoiyari? ¿Verdad que no lo vemos por ningún lado?

Más allá de lo que puedas llegar a  leer sobre este precepto, la verdad es que como idea, como filosofía, suena hermoso, pero aplicado, se vuelve en algo totalmente diferente, algo hipócrita y desconsiderado, porque no lo aplican como debe ser. Se supone que se aplica en todo, cosa que no hacen y además, cuando lo aplican (el dejarte fuera a ti mismo para considerar a los demás) lo hacen por esa mente colmena que los guía, por obligación, por seguir la corriente y sólo con los japoneses, porque cuando se trata de extranjeros, sale a flote el nacionalismo y el Omoiyari que tanto le presumen al mundo se va al demonio.

Como puedes ver, el Omoiyari… no se manifiesta nada. Aunque ahora ya conoces tanto su significado reflexivo como la aplicación real del mismo.

Dime ¿Qué piensas tú sobre la realidad este concepto? Me gustaría conocer tu opinión.



viernes, 12 de agosto de 2016

POR FASES CON JAPÓN



Hoy les hablaré de algo que casi nadie habla en los blogs donde se habla de Japón,  y eso es la parte negativa.

Y esto es porque la mayoría de esos bloggeros que te hablan de lo Kawaii que es Japón y su gente, están en Fase Uno y de ahí jamás salen, porque nunca han tenido la oportunidad de vivir la cultura, de tratar con un japonés, y mucho menos de vivir en Japón un día a día.

Sin embargo, Japón se vive por etapas o Fases.




Fase Uno: Japón es un país maravilloso, con una cultura maravillosa e intachable, son una raza superior, tremendamente inteligentes, amables, considerados, respetuosos, cálidos, dispuestos a dar la bienvenida al extranjero con el corazón en la mano, un país de eternas sonrisas al cliente, una paraíso idílico donde la corrupción, la delincuencia y los peligros, no existen. Un mundo mágico donde la fantasía es realidad, donde las caricaturas te saltan de la pantalla para llevarte a viajar por el arcoíris hasta una bonita Okiya donde de seguro una Geisha o dos bailaran para ti y posarán para tus fotografías. Donde viajar en Shinkansen rumbo a Osaka es un sueño hecho realidad.




Fase Dos: Choque frontal contra la realidad, visión clara de las cosas, se caen las bardas de la fantasía y el paraíso se vuelve el infierno. La realidad te cachetea una y otra vez mientras se burla de tus ideas preconcebidas y te das cuenta de que del amor al odio de verdad hay menos que un paso.




Fase Tres: Logras el equilibrio entre el Odio y el Amor.

Ahora con eso definido, comencemos.

Verán chicos, pese a que tiene cosas maravillosas y muchos ejemplos que dar al mundo, Japón no es wonderland, ni mucho menos, todo lo contrario, y cuando digo todo lo contrario, CRE-AN-ME.
Por ejemplo yo jamás estuve en fase uno, pero vaya que conocí la fase dos y finalmente llegué a la fase tres, a la cual de verdad muy pocos llegan. Ya que muchos nada más tocar la Fase Dos, se aleja de la cultura japonesa sin querer saber nada más de ella.

Para empezar quiero aclarar que, cuando comencé a estudiar japonés, no lo hice por el anime y manga, o porque me enloqueciera la cultura japonesa, con honestidad les diré que entré a estudiar japonés porque me gustó el idioma después de oír una canción, pero cuando ingresé a la escuela de japonés, yo no sabía NADA, pero NADA, de la cultura japonesa.

Sabía lo básico que sabe todo el planeta, que había geishas, samurái, katanas… que de ahí venia el anime y nada más. Y respecto al anime ni siquiera me importaba que fuera o no japonés, a  mí no me importaba la nacionalidad de una caricatura, fuera gringa, italiana, japonesa o coreana, a mi lo que me importaba era que me gustara la trama y se acabó, no tenía ni idea lo que era la cultura del anime. Y haciendo un breviario les diré que estudiar japonés sólo porque te gusta el anime, es un garrafal error, eso lo probaron todos mis compañeros que entraron por esa razón, y abandonaron los estudios en Básico 2, ya que se dieron cuenta que era una lengua muy difícil y mucho proceso de aprendizaje para sólo aprenderlo por hobby.  Para estudiarla tienes que tener un auténtico interés por el idioma y no por el anime.

Volviendo a mi historia, no fue hasta que me adentré en el idioma (intermedio) que comencé a interesarme por conocer más de la cultura japonesa y comencé a conocer más de ella y el país del sol naciente, pero todo desde una perspectiva objetiva, jamás fanática o fantasiosa, si bien llegué a apreciar el cosplay por su magia, ese sentimiento no se extendía a todo lo que envolvía la cultura japonesa, la veía como un tema interesante del que se podía aprender mucho pero a sabiendas de que de seguro tendría sus paramos oscuros, como todas la culturas. Por esa razón jamás pase por la fase uno. Pero vaya que llegué a entrar en Fase Dos.

En mi experiencia personal les diré que, en lo referente a los japoneses, la verdad es que, entre más los conoces, más los detestas. Se los digo francamente, en internet la mayoría dicen que sólo hay dos fases, pero sinceramente yo diría que existe la fase 3 y esa es la última y la mejor.

Y esta fase 3, es cuando los entiendes, les comprendes, y llegas a apreciar sus cosas buenas, y en eso te centras para mantener a raya la constante desesperación y odio que te puede provocar su manera de ser.

Pero como diría Jack El Destripador, vámonos por partes, aquí les va la Fase Uno v.s Realidad.

Japón es un país maravilloso, con una cultura maravillosa e intachable, son una raza superior, tremendamente inteligentes: Para comenzar, Japón sí tiene sus partes maravillosas pero no todo es polvo de estrellas, y eso de ser una cultura maravillosa e intachable está muy alejado de la realidad, que si bien muchas de sus costumbres sociales destacan y las admiro, no todo es perfección, desde ahora se los digo, no son una raza superior a ninguna, no son tan inteligentes como se cree, en realidad es todo lo contrario, PERO, son disciplinados lo que los ayuda a balancear ciertas deficiencias…

Amables, considerados, respetuosos, cálidos: Hipocresía forzada por conceptos como el Omoiyari y el Omotenashi. Y si bien el respeto es real, ya que a pesar de que puedan estarte maldiciendo mil veces por dentro nunca te dirán nada, ese concepto de respeto no se extenderá a tus costumbres o tu cultura la cual será considerada como inferior a la japonesa aunque tratarán de no decírtelo en la medida de lo posible… en la medida de lo… posible… Y si entras a formar parte de la familia, olvídate de ese respeto porque es muy probable que tu venerable suegro, se tire varios gases delante de ti como si nada y tu suegra te eche en cara las deficiencias de tu cultura contra las maravillas de la cultura japonesas, la cual por cierto NUNCA TIENE UN SOLO NEGRITO EN EL ARROZ (aunque lo tenga) y si lo tiene siempre será culpa de los extranjeros, de Japón, jamás…  Y en eso de ser cálidos, olvídalo, ni casado obtendrás calidez de tu esposa o esposo japones.

Dispuestos a dar la bienvenida al extranjero con el corazón en la mano, un país de eternas sonrisas al cliente: Sí, eso es muy cierto, desde el concepto del Omotenashi, un concepto que habla de tratar siempre de excelente manera al cliente, sin importar el estado de ánimo o sentimientos personales de quien atiende. Pero ese el punto, no te están viendo como persona, sino como cliente, pues como persona, jamás recibirías Omotenashi, y las sonrisas que verás como cliente serán fingidas, ya que están obligados a hacer sentir bien al cliente. Pero a ti como persona, persona común y corriente que va por la calle, no esperes una sonrisa, ni tampoco si entras en la tiendita de la esquina, esas sonrisas omotenashi sólo las recibirás en Hoteles, restaurantes, y establecimientos grandes o de host al público. Y cuidado con que tú las devuelvas porque no sabrán que hacer, pues, está en el guion sonreírle al cliente, pero no está el guion que el cliente les sonría de vuelta. Ahora como extranjero desde ya tendrás por default una etiqueta en la frente que diga “Peligroso” “No confiable” o ambas, eso para comenzar.

Un paraíso idílico donde la corrupción, la delincuencia y los peligros, no existen: Cuidado con este tema, porque sí que existen, sobre todo para la mujer extranjera que decide radicar en Japón y que está muy expuesta, precisamente por este concepto de falsa seguridad total. Si bien los peligros no proceden directamente de japoneses, sí que viene de otros asiáticos que viven en Japón, y créeme que a veces llega a ser imposible para algunos extranjeros distinguir entre un japonés, un chino o un coreano (aunque por experiencia les digo  que sí se puede, pero no por sus caras sino por otros aspectos)

Un mundo mágico donde la fantasía es realidad, donde las caricaturas te saltan de la pantalla para llevarte a viajar por el arcoíris hasta una bonita Okiya donde de seguro una Geisha o dos bailaran para ti y posarán para tus fotografías: Sí bien si hay una gran cultura de la fantasía y las caricaturas Anime, la realidad en Japón se te estrella constantemente en la cara, así que eso de vivir en la fantasía, dura lo mismo que dura una convención, o sea, sólo unas cuantas horas en un día. Ahora respecto a las Geisha, contrario a lo que todo el mundo piensa, no son un atractivo turístico para todo el mundo, de hecho, está muy restringido y sólo lo pueden disfrutar un grupo selecto de personas que en su mayoría no incluye extranjeros, y para poder entrar a una de estas famosas casas de Té, debes ser invitado por algún prominente amigo japonés que te invite a su Osashiki, de otra forma no habrá manera que se te permita entrar a un Ochaya, mucho menos a una Okiya donde ni los clientes entran, ahí sólo las Geishas pueden pasar. Otra cosa con respecto a esto, las Geiko y Maiko de Kyoto están hartas de los turistas que continuamente pretenden que estas se detengan y les brinden una foto, pues les hacen perder el tiempo, y ellas van camino a SU TRABAJO al cual tienen que llegar tremendamente puntuales, y los turistas sólo estorban, y no sería poco común que una Geisha o Maiko te estrellara la cámara en la cara si te interpones en su camino. Yo no las culparía, ellas, repito, van a su trabajo, de eso viven, no están ahí para ti y hay que respetarles eso.

Donde viajar en Shinkansen rumbo a Osaka es un sueño hecho realdiad: Para comenzar el Shinkansen es muy caro… Todo en Japón es muy caro, y si pretendes hacer un viaje en el que te traslades a otra parte de Japón en Tren Bala, mejor ve rompiendo varios cochinitos porque el hospedaje también será muy caro.

Fin de la contienda, ganador: La cruda realidad.

Cuando entras en la Fase Dos, o más bien la realidad te obliga a entrar en la Fase Dos, te das cuenta de todo esto y cosas peores, y comienzas a conocer al verdadero Japón y a los verdaderos japoneses, todo lo que conlleva tratar  o convivir con ellos, y la cosa da un giro de 180 grados.

El amor poco a poco y por obra de los mismos japoneses, no tuya, se vuelve aversión y odio en el peor de los casos, ya que te complican a ti con su forma tan complicada forma de ser, y te comienzas a cuestionar de verdad ¿qué demonios es lo que la gente ve de atractivo en esta cultura tan cerrada y opresiva?. Y te das cuenta que la gente que piensa en Japón como en un paraíso terrenal, no conocen absolutamente nada de Japón…


Y después de la Tormenta, la Calma…

Fase Tres: Aprendes a convivir con ellos, pero sabes que jamás van a empatar del todo, y que la tolerancia y la cordura realmente tendrán que venir siempre de tu parte, porque jamás llegará de ellos. Ya que ellos con todo y su Omoiyari y demás conceptos que de primera mano suenan admirables, jamás podrán superar sus ideas arcaicas y su gran ego-orgullo japonés. Te das cuenta que la cultura más madura es la tuya, pese a que a simple vista parezca todo lo contrario, valorarás más tu propia cultura y aprenderás que incluso muchos aspectos de tu cultura están muy por encima de los de la japonesa, aprenderás a dar tu cariño en la medida adecuada, porque te darás cuentas que algunas personas no son dignas de un cariño latino limpio que jamás sabrán valorar, no porque sean malas, no,  sino porque no está en el guion, y recuerden que los japoneses sólo actúan por… como decirlo, reglas prestablecidas, conceptos prestablecidos, una mente colmena que no se atreve a salir del molde por un excesivo miedo a lo diferente, en pocas palabras, ellos siguen su guion y nada más…. Razón por la cual de una forma o de otra, por más amigo que creas ser de un japonés siempre terminarás excluido de muchos aspectos de su vida, porque simplemente así es la costumbre con los extranjeros. (De esto les hablaré en otra entrada)

Y sobre todo aprenderás a valorar las dos culturas; la japonesa en sus cosas positivas, pero gracias a sus aspectos negativos, también aprenderás a amar y valorar los aspectos positivos de tu cultura, ya que los latinos tienen la mala costumbre de reconocer sólo sus aspectos negativos y por ende casi nunca logran ver sus aspectos positivos.

A raíz de esta entrada comenzaré a publicar más información de Japón, pero les advierto, no todas serán rosas, bellas y kawaii, pero eso sí TODAS las entradas respecto a este tema serán realistas, incluso crudas, y ya sean por su propia naturaleza más oscuras que la noche o más claras que el día, serán siempre objetivas y realistas. Así que con esta advertencia, no acepto quejas de personas Fase Uno, ya que hay que conocer de verdad una cultura antes de opinar sobre ella.