¿Lindo, no?... Una linda Farsa.
Les hablaré del
Omoiyari
¿Qué es omoiyari? Bien, más que una palabra, es una filosofía, un concepto
japonés, y se trata de ser considerado y atento con los sentimientos de las
demás personas. Si lo buscan en algún diccionario o traductor, será simplemente
traducido como “simpatía” o “consideración”. Sin embargo como ya dije, más que
una palabra, es un concepto, toda una idea en sí.
Siendo esencial incluso para explorar conceptos japoneses en
el idioma japonés como una herramienta intelectual para futuros estudios en
Asia y para el desarrollo de las teorías de comunicación entre asiáticos. Por
lo tanto, se cree que estudiosos de la comunicación de Asia deberían participar
en esta importante tarea de la investigación sobre lo que el Omoiyari brinda.
En la psicología social de los japoneses el concepto de
OMOIYARI se ha examinado en términos de altruismo, compasión, empatía y la
conducta prosocial, y una variedad de modelos cognitivos de la conducta
prosocial.
En el campo de los estudios de comunicación, sin embargo, el
concepto de OMOIYARI no ha llamado mucho la atención académica, aunque los
aspectos harmoniosos de la comunicación japoneses están bien documentados.
"Echa tu pan sobre las aguas, y volverá a ti" Un
dicho japonés que refleja el OMOIYARI.
Cuando los japoneses sienten la bondad de otra persona hacia
ellos y ven los sentimientos de afecto, pensamientos y comportamientos ellos
aprecian el Omoiyari de esa persona.
El significado primario de OMOIYARI es "la sensibilidad
de un individuo al imaginar los sentimientos de otro, sus asuntos personales y
circunstancias”
De hecho el Omoiyari ha atraído la atención de los
estudiosos no japoneses como uno de los más importantes ideales de la cultura japonesa.
La palabra OMOIYARI se ve a menudo en las señales que llevan
un lema de la escuela y por las estaciones de policía. En muchas encuestas de
opinión pública, los japoneses han enumerado el OMOIYARI como el concepto clave
en el que se pone un alto valor.
Aunque el comportamiento basado en OMOIYARI y sus actividades
se pueden encontrar el todas las culturas, los japoneses son los que le dan el
valor más alto al OMOIYARI en todo el mundo.
Sin embargo… en realidad… no lo aplican….
Si a primera vista te parece un concepto altruista y
puramente generoso, mejor vámonos por partes e investiga antes de opinar. Y yo
no te voy a hablar del lado bonito y poético que la mayoría de blogs describen
en sus artículos relacionados con la cultura japonesa, ya que esos blogs están
permanentemente en fase uno, de la que ya les hable en otra entrada. Yo te
hablare desde la realidad objetiva de las cosas.
Si bien a simple vista el Omoiyari puede parecernos un
concepto grandioso desde nuestro punto de vista occidental, no lo es tanto
viéndolo desde el punto de vista puramente japonés. Y mucho menos en la
aplicación real del mismo. Ya que su visión de las cosas puede transformar su
propio concepto en algo muy pesado de llevar.
Para comenzar, te diré que sí, ellos están muy, pero muy
PERO MUY orgullosos de su Omoiyari, al punto que dicen que es una palabra que deberían
regar por todo el mundo, como algo que es obviamente puramente JAPONES, según
su orgullo “De Japón para el mundo”. Pero es tanto el orgullo que deja ya de
ser Omoiyari pues ese orgullo se transforma en ego, y no hay consideración tal
para los conceptos de otras culturas, asesinando con eso desde ya el concepto
del Omoiyari.
Tristemente y muy a pesar del orgullo que esta nación siente
por su Omoiyari, es un concepto sobrevalorado e ilusorio cuando ellos lo llevan
a la práctica, pues en realidad se desde el comportamiento condicionado
meramente japonés, termina tratándose de dejarte de lado a ti mismo con tal de
ser considerado con los demás, sin importar lo que tú sientas. Los cual lo
vuelve claramente egoísta, sí, egoísta, pues ser egoísta no es algo que se
dirige sólo contra los demás sino aun contra ti mismo. Porque también se puede
ser egoísta con uno mismo y eso no está para nada bien.
Entre los muchos ejemplos que abarca la palabra Omoiyari en
Japón, está este, dicho por una mujer japonesa:
“Cuando tú vas a un restaurante a comer y terminas toda tu
comida, eso es omoiyari, sabes, para las personas que lo cocinaron”
Sin embargo también es considerado por la cultura japonesa
que dejar comida en el plato es falta de educación, ya que no estás mostrando
aprecio y consideración por quienes se esforzaron en preparar la comida y
además estás diciendo claramente que la comida no te ha gusto puesto que has
dejado una porción en tu plato.
Por consiguiente ante todo esto, tú no tuviste Omoiyari…
Pero ¿incluye el Omoiyari forzarte a comer algo que tu
cuerpo ya no puede recibir en función de ser una persona considerada para con
el cocinero? En este caso, el que cocinó, quien espera que termines del todo tu
plato, no está teniendo Omoiyari para con esa persona que come, quien quizá
tenga un estomago pequeño, un problema de tiroides o quizá simplemente se sienta
triste hoy y por ende sin mucho apetito.
La dura, prohibitiva y represiva sociedad japonesa, no es,
irónicamente, un buen lugar para ejercer un auténtico Omoiyari.
Ahora, además de esta mal enfocada teoría, la mayoría de
japonesas arrollados por su orgullo creen que el Omoiyari es un concepto
puramente japonés y que no existe en realidad en el mundo fuera de Japón,
aunque la definición academica del Omoiyari dice lo contrario.
Si bien el Latinoamérica no tenemos una palabra con sus
kanjis específicos para llamarle, sí tenemos un concepto similar y más sincero,
y lo definimos con una palabra más sencilla pero real: Calidez Humana. Algo que los latinos traen precargado de nacimiento
y que los japoneses sólo pueden adquirir con el tiempo.
Pues, no confundamos amabilidad con calidez. Los japoneses
dependiendo el caso pueden llegar a ser amables, pero nunca cálidos, ya que
para ellos la calidez insinúa otro tipo de intenciones.
En Latinoamérica mostramos libremente nuestros sentimientos,
de corazón abierto y cálido, estamos dispuestos a tender la mano de corazón a
quien lo necesite, brindar cariño desinteresado a quien lo merezca y regalar
sonrisas sólo porqué sí.
En Japón y pese a su tan valorado Omoiyari, eso no existe,
es quizá por eso que se valora tanto el llamado Omoiyari que incluye
supuestamente esa calidez de la que hablo pero que difícilmente se ve en Japón.
En Japón el respeto es base, algo que siempre he admirado y no dejaré de hacer, sin embargo
eso no me obnubila de ver la realidad y es que el concepto del respeto en Japón
muchas veces pasa los límites de todo lo sano.
Y esto lo pueden comprobar viendo los blogs de extranjeros
viviendo en Japón tales como Sandyael Mikoku, Kira Sensei y tantos más. Por
ejemplo, en Japón no es común sonreírse, ni tocarse, mucho menos abrazarse. NO,
si lo haces es porque tienes interés sentimental hacia esa persona, con miras
al matrimonio (curiosamente después de casados, todos esos escasos cariñitos también
se acaban casi en su totalidad). Y esto aplica a todos, o sea que si tú como
latina corres a abrazar a tu amiga japonesa en un arranque latino de
efusividad, la gente a su alrededor pensará que son lesbianas… sí… Esto le pasó
a una de mis Sensei que era mexicana pero que mis respetos, hablaba muy bien el
japonés, y nos llegó a contar sobre sus aventuras viviendo en Japón, en donde
por efusiva, creían que era lesbiana, sólo por el hecho de abrazar a sus amigas
en la calle.
Tanto es el respeto que crea una monumental barrera de
distancia y deshumanización total. Son prácticamente robots tratando con otros
robots, se los digo por experiencia.
Mientras viví en Japón se me quito lo amable porque no
fueron pocos los malentendidos en los que por mi amabilidad, se llegó a creer
que tenía intenciones amorosas con la gente. Para acabar pronto, las sonrisas
son insinuaciones “inequívocas” (según ellos) de que estás enamorado de la
persona en cuestión, con eso les digo todo…. Y ¿por qué?, pues porque en Japón no
es costumbre la calidez en ninguna de sus manifestaciones. Las relaciones con
todo (amigos, compañeros de trabajo, incluso marido y mujer) suelen ser muy,
muy frias.
Entonces el Omoiyari no se basa en cariño o acciones
calidez, sino más bien en acciones fríamente calculadas y en algunos casos
bizarras como el no llorar frente a los demás aun si tu corazón esta
destrozado, porque, si tú lloras, vas a poner más tristes a los demás, y hay
que tener consideración…. ¿Es en serio?... Sí…
Y así tristemente el Omoiyari del que tanto hablan y con el
que tanto se envanecen, se aplica de una manera demasiado desconsiderada para
la persona que lo brinda.
Recuerdo que en mi estadía en Japón mi primer choque con el
Omoiyari fue con una compañera de trabajo que estaba embarazada de 7 meses. Íbamos
en el tren y subió un hombre de edad media, venía con su maletín y no había
asiento, cuando el tren arranco de nuevo el hombre se balanceo un poco y se le cayó
su maletín, lo recogió y se fue a parar justo al lado de nuestros asientos, y
ella de inmediato se paró y le cedió el suyo, no me pareció lo correcto pues el
hombre era joven aun y se le veía sano, así que, no comenté al respecto y
simplemente yo le cedi mi asiendo a ella. Después tres estaciones más adelante
el hombre bajo y cuando me senté al lado de ella le pregunte el por qué le
había cedido el asiento y me dijo que porque al ver su maletín era obvio que
venía de un largo día de trabajo y seguro venía cansado…
Yo le rebatí diciendo que ella estaba embarazada (que de
hecho en Japón no le ceden el asiento a las embarazadas como en México) y tenía
más derecho y motivos para ocupar el asiento, pero ella me dijo que eso sería egoísta
de su parte, y de paso me agradeció mi Omoiyari por cederle mi asiento cuando
yo no tenía porqué hacer tal cosa.
“¿Y también dejarle tu asiento a él cuenta como omoiyari?”
le pregunté, y me dijo que sí, entonces le pregunte que dónde estaba el
omoiyari de ese hombre hacia una embarazada que va parada en un tren, y se
quedó callada pues no supo que responder. Rato después atino a darme una
respuesta, más desconcertante aun “Bueno, yo soy mujer, y es deber de la mujer
saber lidiar con los achaques del embarazo, los hombres no tienen por qué
perturbarse por eso”…. De esto no hablo más aquí, de este concepto machista japonés
les hablaré en una entrada dedicada a esto.
El Omoiyari como concepto puede ser maravilloso, pero
aplicado por la sociedad japonesa cambia su contexto terriblemente, y además NO
es un comportamiento exclusivo de Japón, ya que como bien he dicho, existen variantes mucho mejores en
otros países, como la calidez latina, que siempre, siempre es sincera, cuando
alguien es cálido es porque quiere serlo, no porque tenga que serlo, ya que la
calidez autentica es algo que no se puede fingir.
Por el contrario, el Omoiyari sí se puede razonar y aplicar
con plena conciencia. Viene más de la cabeza que del corazón.
Y me molestaba bastante al escuchar a los japoneses hablar
con tanto, ya no orgullo, sino ego, de su omoiyari, creyéndose los únicos con
tales valores, cuando tienen por costumbre minimizar lo que existe en otros
países argumentando que sólo lo de Japón tiene calidad y está por sobre todo el
mundo. Entonces yo preguntaba ¿Dónde está el omoiyari de Japón hacia los demás
países?
Si el Omoiyari nos habla de ser considerado con los
sentimientos y circunstancias de los demás además de sólo pensar en ti mismo
¿Dónde está el omoiyari de Japón como nación? ¿Dónde está cuando critican de
incorrecta alguna costumbre de otro país sólo porque en Japón eso no se estila?
¿Dónde está cuando juzgan a los países latinos de peligrosos e indignos? Si se
trata de ser considerado con las circunstancias de los demás ¿Por qué no son
considerados con países como Venezuela o México que han pasado por terribles
momentos y de hecho los están pasando? ¿Acaso no les cuentan las
CIRCUNSTANCIAS que los han llevado a
eso? ¿Por qué solo dicen, “no confíes en los mexicanos son peligrosos, no confíes
en los venezolanos son peligrosos, no confíes en los latinos son peligrosos”?.
Ah, y no tengas la piel un poquitito oscura porque en la
mente de un japonés la conexión es in-me-dia-ta su cerebro comienza a funcionar
a la velocidad de la luz con la siguiente ecuación
Extranjero + Piel
oscura = Delincuente sin lugar a dudas.
Al grado que en los carteles, el delincuente, siempre, siempre
tiene la tez morena, de hecho y sin exagerar, le meten filtro para que la
oscuridad de la piel resalte, para recordarle a la sociedad, “recuerda la piel
oscura es de los malos”. Si tienes la (desde el punto de vista japonés)
“desgracia” de tener la tez oscura (moreno claro, moreno, trigueño, y ya no se
diga negro) olvídate, es MUY complicado. Incluso a la hora de tener una pareja.
Si tu pareja te ama, créeme que a él o ella no le va a
importan tu tono de piel, PERO, sus padres y familiares, agárrate porque arderá
Troya. Vas a tener que sacar el FUA del FUA, y llegar más allá del extra para
demostrarles que eres una buena persona, que vales la pena (y por pena
lo digo más que en sentido figurado) y que eres de fiar.
¿Dónde está su omoiyari cuando las madres dicen a sus hijos
que no se acerquen a las personas de tez morena o negra porque son gente
peligrosa o INDIGNA? ¿Dónde está su omoiyari cuando se les impide a los hijos
casarse con alguien sólo porque es extranjero y peor de tez un poco más oscura?
Si se supone que el más alto valor en Japón es el omoiyari y este nos habla de
tener consideración con las personas por sus circunstancias, la circunstancia
de que quizá esa persona morena viva en la playa y el sol le queme la piel ¿no
cuenta? La circunstancia de que tu ADN sea de raza negra, UNA MAS de las razas
de este planeta ¿no cuenta? ¿Es que acaso los negros o morenos son
extraterrestres y están radioactivos?
Yo no veo el omoiyari por ningún lado, lo adoran pero nunca
lo aplican en realidad.
Si bien en Japón casi no existe cosa tal como el racismo, sí
que existe el miedo a una idea preconcebida, tal como que se cree que la gente
de piel clara es más confiable que una de piel morena. Y esto pasa por una
razón similar a la de Corea.
En tiempos tan remotos como el Meji los que trabajaban en los
campos de arroz, hombres y mujeres, no tenían acceso a una buena educación, se
la pasaban todo el día en el campo trabajando amorenandose la piel día con día,
y algunos de estos cansados de la vida de trabajo se volvían bandidos que
andaban siempre al asecho por los caminos o aldeas, mientras que los únicos que
tenían acceso a recibir una buena educación eran los aristócratas, los ricos,
quienes siempre exhibían modales más finos y civilizados y nunca quemaban sus
pieles bajo el sol, más bien trataban de cultivar un tono más blanco de ser
posible. Así la mayoría de bandidos y gente poco civilizada tenía sus pieles
morenas, mientras que quienes exhibían los mejores comportamientos eran casi
siempre de tez clara. Concepto que se fue arrastrando hasta nuestros días y
prevalece en la mente colectiva de Japón.
Nuevamente, esto mismo mata al Omoiyari.
¿Dónde está el omoiyari cuando un niño mestizo mitad
japonés-mitad-extranjero está siendo víctima de un terrible bullying por no ser de sangre pura y la maestra no
hace nada por detener la agresión?
Hay mestizos que por tener los ojos verdes y ligeramente
rasgados son vituperados y humillados por sus compañeros e incluso profesores.
¿Dónde está el Omoiyari ahí? No están considerando los sentimientos de esa
persona, en este caso, sólo están considerando los propios sentimientos
ególatras y nacionalistas, ese orgullo japonés que se siente con derecho a
pisotear todo aquello que no cuente con su misma pureza.
El omoiyari es solamente una bonita CON-TRA-DICCION.
Este mismo concepto de hecho te sirve para trolear a un
japonés, porque si tú les invitas algo que sabes que no les va a gustar, y le
dices “con todo mi cariño, no sabes lo que me costó traer esto para ti”. Aunque
tengan el deseo de vomitar, se lo van a comer, porque es omoiyari.
Otra cosa que es un claro ejemplo de que el Omoiyari ni se
aplica ni se entiende, es el siguiente: En Japón, está practicamente prohibido
hacer invitaciones repentinas, es decir, eso tan común en occidente de: “Ya se
acabó la clase, no hay más que hacer, ¿y si nos vamos al cine?”. NOOOOO eso…
¡¿Cómo?! Tienes que hacer planes con mínimo una semana de anticipación, pues
eso de ser espontaneo en Japón simplemente no se da. Si tú haces eso con un
amigo japonés, se acabó, no te vuelven a hablar porque tú eres un ca$%&
hijo de #$&% que no respeta su valioso tiempo (aunque él o ella tampoco
tuviera absolutamente nada que hacer) porque en Japón no se hace NADA
que no esté en el guion, nada que no esté planeado, y la espontaneidad, o en
términos de teatro, la improvisación, NO
ESTÁ EN EL GUION. Saldrá contigo por omoiyari si le ruegas, pero, tendrá
una cara larga TODO EL TIEMPO, y tendrás que pagarle hasta por estar contigo.
Entonces ahí sí que el omoiyari no es más que hipocresía forzada y de paso muy
pero muy mal fingida.
Ahora, los japoneses presumen mucho de su modestia
y sencillez lo cual ya es una paradoja en sí, y basados en eso critican
mucho a los habitantes del resto del mundo, pues por ejemplo, consideran que si
una persona se pone un perfume es porque quieren destacar, llamar la atención,
cosa mal vista pues, y te lo dicen con un enorme orgullo: “Los japoneses somos modestos y evitamos
eso, los japoneses no usamos perfume para no destacar. Pero la verdad nosotros
los japoneses pensamos que los occidentales usan perfume para ocultar su
asqueroso olor corporal”
Sí, me lo llegaron a comentar en mi cara y sin miramientos
de ningún tipo en más de una ocasión cuando preguntaba el por qué parecía que a
los japoneses nos les gustaba el perfume.
¿Dónde está su Omoiyari al afirmar tales cosas con tan
tremenda seguridad sin conocer la cultura?
Creo que antes de querer esparcir ese concepto tan mencionado
Omoiyari por tooooodo el mundo, los japoneses serían los primeros que deberían
de aprender de el y aplicarlo a conciencia antes de querer envanecerse con el,
ofreciéndolo como un buen “producto de Japón para el mundo”.
Como ejemplo muy claro y vivido, mis maestros de la escuela
de japonés, ellos si bien eran respetuosos, con el pasar de los años,
tristemente fui descubriendo que pese a llevar años viviendo en México, y
desear radicar aquí (varios se casaron con mexicanos) conociendo bien la
cultura y sus porque´s, criticaban duramente a la gente desde la terca y
cerrada visión japonesa de las cosas, y varios seguían tachando de ofresidas a las
alumnas sólo porque ellas sonreían todo el tiempo… A sabiendas que los
mexicanos se la pasan con una sonrisa en la boca, hasta cuando están dormidos…
¿Dónde está el Omoiyari? ¿Verdad que no lo vemos por ningún
lado?
Más allá de lo que puedas llegar a leer sobre este precepto, la verdad es que
como idea, como filosofía, suena hermoso, pero aplicado, se vuelve en algo totalmente
diferente, algo hipócrita y desconsiderado, porque no lo aplican como debe ser.
Se supone que se aplica en todo, cosa que no hacen y además, cuando lo aplican (el
dejarte fuera a ti mismo para considerar a los demás) lo hacen por esa mente
colmena que los guía, por obligación, por seguir la corriente y sólo con los
japoneses, porque cuando se trata de extranjeros, sale a flote el nacionalismo
y el Omoiyari que tanto le presumen al mundo se va al demonio.
Como puedes ver, el Omoiyari… no se manifiesta nada. Aunque
ahora ya conoces tanto su significado reflexivo como la aplicación real del
mismo.
Dime ¿Qué piensas tú sobre la realidad este concepto? Me gustaría
conocer tu opinión.