Espíritus Universitarios…
Obsesionada con el desarrollo académico de sus jóvenes, la
sociedad japonesa ejerce una enorme presión sobre su población juvenil y no es
desconocida la tremenda tasa de suicidios juveniles en Japón, por causa
precisamente de la presión escolar y social.
Competitiva a más no poder, un error puede trucar el futuro
de un joven japonés por el resto de su vida. Razón por la cual los padres
gastan una fortuna en la educación de sus hijos, que van desde pagar cursos
especiales para ayudarlos a aprobar los exámenes, hasta pagar costosas escuelas
privadas para lograr que sus hijos puedan tener acceso a las mejores
universidades, como la Waseda o la Keio, y como ya comenté anteriormente en el
blog, las universidades de segundo nivel, no son opción, o entran a la mejor, o
ENTRAN A LA MEJOR, de lo contrario, despídanse de su futuro…
Si logran ingresar, tienen asegurado su futuro con una
carrera exitosa, de lo contrario… No sólo son rechazados por la propia familia,
sino que terminan cayendo en una tremenda depresión que termina en muchas
veces, en buscar la puerta falsa…
Se cuenta de un caso que ocurrió en los años 80’s. Cuenta de
un joven que sufrió un tremendo caso de ansiedad por causa del examen que
estaba por presentar, cuya consecuencia fue que reprobara el examen que tanto
terror le había causado. El joven, abrumado por la vergüenza, se suicidó en el
mismo salón donde había presentado el examen, no sin antes dejar una nota, en
la que amenazaba con tomar venganza desde el más allá.
El año siguiente, hubo una tasa inusual de reprobados. Lo
curiosos es que los jóvenes reprobados de una sala en particular, se quejaron
de haber perdido la concentración durante el examen, por causa de brisas
gélidas, alucinaciones perturbadoras y la terrible sensación de estar siendo
vigilados por una presencia invisible. Ese salón, fue precisamente donde se había
suicidado aquel joven. Y desde entonces
a la fecha, el salón no ha vuelto a ser usado para presentar exámenes de admisión.
La famosa y codiciada Universidad de Waseda, también tuvo en
su haber una trágica historia de una colegia enamorada de su profesor que aun
hoy en días modernos sigue siendo parte de la prestigiosa universidad. También
en los años 80’s, un profesor tuvo una aventura amorosa con una estudiante,
pero mientras que para él era solo una simple aventura, la joven se enamoró de
verdad, llegando al punto de pedirle al profesor que dejara a su familia,
cuando él se negó a abandonarlos por ella, la chica se suicidó en el mismo
campus, saltando desde la ventana de la oficina del profesor, un 17 de Mayo de
1980.
Tiempo después, esto desato una cadena de eventos
misteriosos en el cercano distrito comercial de Takadanobaba, pues cada año,
cada 17 de Mayo, algún restaurant de la zona, recibía la llamada de una mujer,
pidiendo le enviaran una comida para dos a la oficina del décimo piso de uno de
los edificios del campus, pidiendo también que fuera dejada afuera de la puerta
cerrada. Pero cuando el repartidor regresaba para cobrar, encontraba los platos
vacíos, el corredor vacío y cerrado y a nadie que se hiciera responsable del
pago.
Y así hasta el día de hoy, cada 17 de Mayo, un restaurant
diferente recibe la llamada pidiendo la orden, con los mismos resultados cada
vez… Así cada año en Takadanobaba, los restaurantes esperan la llamada,
preguntándose si acaso les tocará a ellos este año.
Azabu
El Casa del Japón en Azabu, es el bar más embrujado en
Tokio. Es propiedad del artista Akira Kado, y uno de sus compañeros dijo en
1995 para una entrevista que el edificio estaba embrujado por fantasmas chinos,
puesto que esas apariciones tenían piernas y los japoneses no. Esta curiosa
declaración pudo ser explicada por la historia del edificio: se construyó en
1928, y fue ocupado por el embajador chino en Japón. El lugar fue exorcizado a
mediados de los 90.
También, en el área de Azabu, una cierta "mansión"
fue la residencia para un poltergeist en particular a inicios de los 90. La
ropa era desgarrada, aparecían manchas rojas y montones de pelo negro en el
suelo, y había profundas marcas de garra en los muros y muebles.
Una monja budista realizó un exorcismo, e identificó la
fuente del problema como una muenzaka, una pirámide de lápidas que contiene las
cenizas de gente sin familia; ubicado en el cementerio de un templo cercano.
Esta masa de tumbas contenía un espíritu animal que se adhería a cualquier ser
vivo cercano.
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