Como ya saben, aquellos que conocen mi blog, siguiendo y
respetando la tradición Mexicana y no la sajona, Noviembre es el mes de los
espíritus en este blog. Razón por la cual también nos acompañará música típica de Oaxaca acompañando a mi blog todo este mes.
Así que para gusto de todos aquellos que aman los temas
sobre naturales y los relatos de Terror, comenzaré con todos estos temas este
mes. Yendo desde México a Japón, pasando por Londres y algunos otros lugares
del mundo.
Así comienzo con esta, la primera de las variadas entradas
que trataré sobre el tema…
Tokyo… para muchos la primera imagen que nos viene a la
mente al oír este nombre es, multitudes avasallantes de gente, colegialas
japonesas, moda y tribus urbanas de lo más bizarras, tan tecnológica y
automatizada que el mundo espiritual parece no tener cabida ni al tamaño de un
alfiler…
Sin embargo, pese a lo que puedas pensar, Tokyo también
cuenta con sus rincones oscuros donde la luz de la tecnología no entra, dando
paso a un mundo de sombras, que asechan a los inocentes Tokiotas de hoy en día
desde sus rincones oscuros.
Y hoy les contaré sobre algunos de estos recovecos sobrios
de la gran urbe.
La Tumba de Oiwa-San
Oiwa-San es un nombre que causa terror en todos los actores
y actrices de Japón. Oiwa-San es la heroína trágica de la famosa historia
Yotsuya Kaidan, y uno de los espectros más conocidos (y temidos) en Japón. La
cual por cierto muchos conocimos por el anime Ayakashi.
Escrita por el autor de Kabuki Tsuruya Nanboku IV, esta obra
está basada en un evento real del periodo Edo; y nos narra la historia del
Samurai sin maestro: Iemon, quien envenena a su esposa Oiwa para poder ir a
vivir con su amante, (aunque en otras versiones se cuenta que era una muchacha
de familia rica y poderosa, mucho más joven que Oiwa con quien Iemon deseaba
contraer nuevas nupcias), causando que Oiwa fuera desfigurada y muriera de
forma terrible.
Después de su muerte, Iemon comienza a ser atormentado por
el espíritu vengativo de su fallecida esposa, que se le aparece en ventanas y
espejos, hasta que Iemon es asesinado por el hermano de Oiwa al final de la
obra.
Yotsuya Kaidan es extremadamente popular, y es conocida por
ser una obra maldita (similar al efecto de Poltergeist. Juegos Diabólicos y El
Exorcista en occidente); ya que en el año de 1976 ocurrió una multitud de
eventos casi sobrenaturales durante la presentación de la obra en la Sala
Iwanami, en Kanda: durante los meses entre los ensayos iniciales y la
presentación final, al elenco lo asediaron multitud de enfermedades súbitas y
misteriosas, accidentes y muertes repentinas de familiares. Esto inició una
nueva costumbre que aún se mantiene hasta este día, pues cada que se planea
presentar la obra, se debe guardar un lugar extra para Oiwa-San en cada reunión
del elenco.
También, resulta inteligente el hacer ofrendas a la tumba de
Oiwa-san y a su altar en Shinanomachi, Yotsuya. Pues, a lo largo de los años,
cuando las compañías de TV y teatros producen Yotsuya Kaidan, ocurren toda
clase de incidentes como incendios, fallas mecánicas, accidentes graves e
incluso muertes. Según la tradición oral, Oiwa-san demanda que se le dé el
respeto que nunca recibió estando viva.
El coqueto (Por Raidon Yunyu)
Esta historia a la que yo decidí llamar “El coqueto” me la
contó un taxista, no es una leyenda, es sólo un hecho sobre natural personal
que le ocurrió al buen señor Don Antonio que me llevaba a mi casa un día.
Me cuenta que él trabajó muchos años en Guadalajara en México como
taxista, antes de mudarse a la Ciudad de México (D.F), y que un día iba por la calle
de Federalismo Norte que es la que pasa justo por enfrente del panteón de
Mezquitan, que se jacta de ser uno de los más embrujados de la ciudad de
Guadalajara después del famoso panteón de Belén.
El me comentó que un día que andaba ruleteando, por la calle
iba caminando una muchacha joven, de piel muy muy blanca, con una figura muy
bonita, que llevaba un vestido blanco a media pantorrilla y de cabello negro
brillante que le llegaba hasta la cintura. “Ni la calle iba viendo con tal de ver
a la muchacha” me comentó entre risas.
Dice que la chica volteó justo cuando venía pasando el taxi
cerca de ella y le hizo la parada, y él ni tardo ni perezoso amarró el carro y
se frenó. “Es que uno no deja pasar a una muchachona, y ya sabe como somos los
hombres” mencionó. La joven se le acercó con una sonrisa y se subió al carro en
el asiento del copiloto. Dice que tenía una cara muy bonita. Y él le dijo:
“¿A dónde te llevo?”
“Dale una vuelta al panteón” – le pidió.
Era una petición rara, pero me dice que él con tal de
traerla en el carro ni cuenta se dio, puso en marcha el carro y comenzó con la
vuelta al enorme panteón, me dice que se pusieron a platicar y que la muchacha
era coqueta sin ser vulgar, más bien inocente, y él iba animadísimo. Me comenta
que antes de completar la vuelta entera al panteón, estaba un hombre mayor con
su carrito de nueves y que la chica le
pidió:
“¿Me invitas una nieve?”
“Hasta dos” – le dijo y paró el taxi para bajarse a comprar
las nieves.
Me dice que cuando la chica le agarró el vasito de nieve le
sintió la mano muy fría pero creyó que era más bien su propia mano la que
estaba helada por agarrar las nieves. Se estuvieron ahí un rato comiéndose las
nieves y luego volvió a arrancar el carro para terminar la vuelta. Al llegar a
la última esquina ella le pidió que parara a las puertas principales del panteón
de Mezquitan.
“Justo ahí voltee unos segundos nada más para ver que no
viniera carro y bajarme a abrirle la puerta pero en eso sentí un aire frio y oí
el portazo del lado del copiloto, justo al sonido voltee y no había nadie,
NADIE, ni muchacha, ni transeúntes. Usted sabe que la calle del panteón es larguísima
y está libre, no hay donde esconderse, mire para todos lados, incluso al
interior del panteón, me baje del taxi de inmediato, hasta busqué a ver si no
estaba agachada en la puerta del copiloto jugándome una broma y nada, rodeé el
taxi, y nada. Nadie se desaparece tan rápido. Se lo juro que se me heló la sangre
y comencé a sudar frio, me subí al taxi y me fui. Y mire, eso me pasó por andar
de coqueto, se lo juro que desde ese día me la pienso antes de andar de fácil con
la muchachas que se suben al taxi. Y casi no me paso por el panteón de
Mezquitan, y ya he oído de otros compañeros a los que se les sube al Taxi una
muchacha que anda por la cuadra del panteón y luego se les desvanece en la
nada, nadie ha tenido accidentes por su culpa, anda más nos pega un buen susto,
es un espíritu tranquilo creo yo”
Finalizó.
Y por eso decidí llamar a esta anécdota “El coqueto” porque
como el mismo dijo, le pasó por andar queriendo quedar bien con una muchachona.
En ese panteón si he escuchado ya de gente de Guadalajara que
una muchacha anda dando el rol y se les sube a los taxis para, literalmente,
dar la vuelta.
El Cementerio de Aoyama.
Para todos aquellos que conocen en mayor o menor medida la
cultura japonesa, sabrán que es muy común para escuelas y hospitales tener
eventos de corte espectral, y que existen cientos de espíritus ya famosos en
occidente como la Yuki Onna o Hanako, sin embargo, es poco conocido el
fantasmal pasajero del Cementerio Aoyama, lugar famosos entre los Taxitas
japoneses.
Curiosa coincidencia, ya que como en el famoso panteón de
Mezquitan, en México, el cementerio Aoyama de Tokio en Minato, también cuenta
con un habitante que gusta que dar paseos en carro.
La historia más común es la siguiente: En una tarde lluviosa
de otoño, un taxista levanta a una joven mujer a la entrada del cementerio.
Ella le pide ser llevada a una dirección cercana. Y al llegar, el conductor
descubre que la mujer se ha ido, dejando solo un charquito de agua de lluvia en
el asiento trasero; y que, al ir a la casa, la familia de la mujer le dice que
ella fue víctima de un choque de automóvil y que fue enterrada en Aoyama.
Leyenda Urbana Mexicana
Gracias a El Miedo Mismo MX de youtube
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